The seer's tower, Sufjan Stevens

sábado, 27 de septiembre de 2008

THE SEER'S TOWER

In the tower above the earth
There is a view that reaches far
Where we see the universe
I see the fire, I see the end

Seven miles above the earth
There is Emmanuel of mothers
With his sword, with his robe
He comes dividing man from brothers

In the tower above the earth, we built it for Emmanuel
In the powers of the earth, we wait until it rails and rails
In the tower above the earth, we built it for Emmanuel
Oh, my mother, she betrayed us, but my father loved and bathed us

Still I go to the deepest grave
Where I go to sleep alone

[El tiempo...]

lunes, 22 de septiembre de 2008



El tiempo
es para los que retienen y los que esperan.

Ahora, para mí,
solamente cambian las hojas del calendario.


Cárcel de piedra

domingo, 21 de septiembre de 2008
A Sabela,
porque
la idea de estas líneas
brotó de una de nuestras frecuentes
conversaciones telefónicas,
y porque hoy, 21 de septiembre,

es su cumpleaños.

Cada vez entra más gente. Normalmente la sala está vacía, y no se pueden escuchar más que unos ruidos que rompen el silencio en la orilla de mi imaginación. Pero ahora el murmullo aumenta poco a poco, lo que comenzó como un simple susurro del viento torna lentamente en voces definidas en los huecos del aire.

Hace unas horas, antes que toda esta gente, entró un solo hombre en la sala. Comprobó que todo estuviera en orden: la pulcritud de las butacas, la potencia de las luces, la eficacia del micrófono. Tras colgar una pancarta al fondo se dirigió hacia mí, y alrededor de mi cuello ató una bandera que me arropa como una manta, pero que siento fría y ajena a mi cuerpo.

Acaba de salir otro hombre al escenario. La gente se levanta, reduciendo el espacio aparente de una sala ya abarrotada, y todos aplauden con entusiasmo. Comienza a hablar, intenta elegir cada palabra que se pierde para siempre de su boca, pero su discurso suena vacío, no es más que una rueda sin aire que gira una y otra vez sobre el filo del tedio. Sin embargo, bajo la repetición y el sinsentido se esconden unas precisas claves para conquistar la atención de los oyentes, lograr con eficacia que se emocionen, aplaudan, griten y se exalten.

De vez en cuando siento unas miradas que recaen sobre mí, pero no es a mí a quien miran, solamente se fijan en la bandera que porto a mi pesar, y que ellos contemplan con un orgullo que se acopia en el fondo de sus retinas atrofiadas. Y yo quisiera salir corriendo de esta sala, huir y perderme en alguna parte, gritar con todas mis fuerzas… pero no puedo, no soy más que una estatua.

El otoño se acerca, Ángel González

jueves, 18 de septiembre de 2008



EL OTOÑO SE ACERCA

El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.
Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.
Y lo perdimos para siempre.

Diez minutos (2004), Alberto Ruiz Rojo

lunes, 15 de septiembre de 2008
Este cortometraje, ganador del premio Goya, lo vi hace un tiempo, y realmente me había gustado mucho. En Cómo hacer cine lo resumen así: "Diez minutos" cuenta la historia de una persona que llama al servicio de atención al cliente de su teléfono móvil para solicitar una información, de ello depende que pueda recuperar a su chica. Pero se encuentra con la inflexibilidad e impersonalidad de la operadora que sistemáticamente se niega a ayudarle. El corto es un toque de atención del modelo de sociedad al que nos dirigimos, donde la frialdad de normas absurdas se impone a la humanidad y el sentido común.

Punto de no retorno

martes, 9 de septiembre de 2008

PUNTO DE NO RETORNO

Navegando por internet sin rumbo definido, encontró un término enraizado en la navegación aérea que se hundió firmemente en su retina, como si no pretendiera en ningún otro momento llegar a desprenderse. Era punto de no retorno. Entre la Wikipedia y un par de páginas especializadas configuró en su cabeza un mapa que delineaba una explicación más o menos coherente:

“Punto durante el despegue en el que ya no hay suficiente pista por delante de la aeronave para que se detenga en condiciones de seguridad; llegado a ese punto, el avión está comprometido a despegar. En caso de abortar el despegue ya traspasado este punto, muy posiblemente el avión se salga por el final de pista y sufra un accidente. Se estima que los daños serían más graves que incluso despegando con cualquier tipo de problema, porque se supone que tras el punto de no retorno cualquier fallo se podrá tratar con un mayor margen de seguridad en el aire, aunque sea crítico.”

No le dio tiempo al reloj a caminar por su cíclico sendero cuando inevitablemente extendió ese término a su propia existencia, que como todas no era más que una sucesión de aterrizajes y despegues, vuelos frustrados y alas rotas. Sentía que ya le había segado el invisible filo del punto de no retorno, que la misma inercia de la vida le empujaba a abandonar de manera irrevocable el sueño que durante una época había palpado en la tierra, sobre esas ruedas que ahora le negaban la posibilidad de deshacer el camino errado. Pero a pesar de que todo indicaba a que nunca podría volver atrás, se comprometió a luchar por abortar ese despegue al que forzadamente se había asomado, a probar cada uno de los mandos de la cabina para retornar a aquel recóndito vestigio que apenas sus ojos entornados lograban esbozar a lo lejos, mientras se perdía más allá de la interminable pista de acero.

Camello declarado indeseable, Julio Cortázar

lunes, 8 de septiembre de 2008


CAMELLO DECLARADO INDESEABLE

Aceptan todas las solicitudes de paso de frontera, pero Guk, camello, inesperadamente declarado indeseable. Acude Guk a la central de policía donde le dicen nada que hacer, vuélvete a tu oasis, declarado indeseable inútil tramitar solicitud. Tristeza de Guk, retorno a las tierras de infancia. Y los camellos de familia, y los amigos, rodeándolo y qué te pasa, y no es posible, por qué precisamente tú. Entonces una delegación al Ministerio de Tránsito a apelar por Guk, con escándalo de funcionarios de carrera: esto no se ha visto jamas, ustedes se vuelven inmediatamente al oasis, se hará un sumario.

Guk en el oasis come pasto un día, pasto otro día. Todos los camellos han pasado la frontera, Guk sigue esperando. Así se van el verano, el otoño. Luego Guk de vuelta a la ciudad, parado en una plaza vacía. Muy fotografiado por turistas, contestando reportajes. Vago prestigio de Guk en la plaza. Aprovechando busca salir, en la puerta todo cambia: declarado indeseable. Guk baja la cabeza, busca los ralos pastitos de la plaza. Un día lo llaman por el altavoz y entra feliz en la central. Allí es declarado indeseable. Guk vuelve al oasis y se acuesta. Come un poco de pasto, y después apoya el hocico en la arena. Va cerrando los ojos mientras se pone el sol. De su nariz brota una burbuja que dura un segundo más que él.



Julio Cortázar, Historias de cronopios y de famas, 1962.

Un grito de amor desde el centro del mundo, Kyoichi Katayama

viernes, 5 de septiembre de 2008

Eso es porque Aki se ha ido. Porque la he perdido. Ya no hay nada que desee ver. Ni en Australia, ni en Alaska, ni en el Mediterráneo, ni en la Antártida. En este mundo, vaya a donde vaya, siempre me sucederá lo mismo. Por más maravilloso que sea el paisaje que tenga ante los ojos, nunca me emocionaré; la más hermosa de las vistas no me gustará. Ha desaparecido la persona que me hacía desear ver, saber y sentir…, incluso vivir. Ella ya no volverá a estar jamás a mi lado.

Sólo cuatro meses. Sucedió en el tiempo en que una estación da paso a la otra. Una chica se fue sin más de este mundo. Un hecho insignificante, sin duda, si a ella la consideras uno entre seis mil millones de seres humanos. Pero yo no estoy con esos seis mil millones. A mí, una sola muerte me ha despojado de todas mis emociones. Aquí es donde estoy yo. Donde me encuentro sin ver nada, sin oír nada, sin sentir nada. Pero ¿estoy aquí realmente? Y si no, ¿dónde estoy, entonces?


Kyoichi Katayama, Un grito de amor desde el centro del mundo, Alfaguara, Madrid, 2008, pp. 12-13.

[Los muros nada más...], Luis Cernuda


Los muros nada más.
Yace la vida inerte,
Sin vida, sin ruido,
Sin palabras crueles.

La luz lívida escapa
Y el cristal ya se afirma
Contra la noche incierta,
De arrebatadas lluvias.

Alzada resucita
Tal otra vez la casa;
Los tiempos son idénticos,
Distintas las miradas.

¿He cerrado la puerta?
El olvido me abre
Sus desnudas estancias
Grises, blancas, sin aire.

Pero nadie suspira.
Un llanto entre las manos
Sólo. Silencio; nada.
La oscuridad temblando.

[Las barreras insalvables...]

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Las barreras insalvables
son aquellas que nunca se encuentran
dibujadas en los mapas.

Tiempo de adiós, Pilar Blanco Díaz

martes, 2 de septiembre de 2008


TIEMPO DE ADIÓS

Y ves cómo la vida
con un guiño truhán que acaso es una mueca
no te hace cumplir años, sino cumplir ausencias.


Pilar Blanco Díaz, El jardín invisible, Ediciones Rialp, Madrid, 2006, p.66.