[Un nuevo avión...]

domingo, 10 de agosto de 2008

Un nuevo avión surca la tarde,
atraviesa este amasijo
de instantes mortecinos
que se rompe por su zumbido sincopado,
esa única estela que queda
trazada en la habitación.
Aun así, no resulta difícil
dibujar su silueta
más allá de techos, suspiros y tejados.

El avión me despertó de mi vuelo,
pues yo también atravesaba el cielo,
un horizonte del pasado
en el que los recuerdos
son cada vez más difusos,
son jirones que se disuelven
en el aire
y ya no se forman más nubes que recordar,
en las que refugiarme en tardes como ésta.

Como un avión perdido, sin rumbo,
sin haber encontrado
ningún destino sobre la tierra,
ahora,
lo que me queda únicamente
es cerrar los ojos
y volar.

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