Una vez más, José Luis Parra

jueves, 27 de febrero de 2014
Margen de silencio, Kay Sage


UNA VEZ MÁS

Aún hoy me estremezco
al recordar tu voz, al evocarte,
pequeña y temblorosa, en tus últimos años,
cuando tus palabras en el teléfono
eran como ceniza
cayendo en la urna de mi oído.


José Luis Parra, Cimas y abismos (Antología poética), Renacimiento, Sevilla, 2012, p. 168.

De los sentidos, Benjamín Barajas

lunes, 24 de febrero de 2014
La muerte y la doncella, Egon Schiele


   De los sentidos: en la televisión se ve el morir, en la radio se oye el morir, pero solo con el tacto se siente la muerte verdadera.


Benjamín Barajas, Breves autopsias, Cuadrivio, México D.F., 2013.

Cámara

domingo, 23 de febrero de 2014
Piel de una nación, Shōmei Tōmatsu

CÁMARA

Detrás de un maquillaje
de pájaros afónicos
cuánto nos hemos soñado, tú y yo,
quebrados cómplices, testigos mudos
de cómo se desangra este silencio.
Apenas quedarán unas manos manchadas
por la caja de música
que en la niebla ninguno de los dos acertó a abrir.
Y el diafragma se cierra
y se encuentran nuestros ojos,
pero esta luz ya duerme en la humedad
y su página rota.
Con la mordaza sonreímos dolor.
El flash nos compadece, y de qué sirve.
No sé qué haremos con tanto recuerdo
muerto en líquido amniótico.


Luna turbia, Torremozas, Madrid, 2013, p.55.

[Unha luz de estaño...], Olga Patiño Nogueira

jueves, 20 de febrero de 2014
La tormenta, Yves Tanguy

Unha luz de estaño
na periferia da inocencia
afoga as voces baleiras
cando a sombra do silencio
descende
á beira do recordo
e o bafo paraliza a busca...

Eu non te quería sombra deserta,
lagoa deshabitada.
Eu queríate rachando o día
de veracidade,
de fulgor sereo,
de chuvisca fráxil.

Chóvete por dentro
e non sabes berrar
os restos da dor.



Olga Patiño Nogueira, Silencio habitado, Pigmalión, Madrid, 2013, p. 70.


[Resistencia], Daniel Pennac

martes, 18 de febrero de 2014
  Leyendo, David Burliuk


   Cada lectura es un acto de resistencia. ¿De resistencia a qué? A todas las contingencias. Todas:
   —Sociales.
   —Profesionales.
   —Psicológicas.
   —Afectivas.
   —Climáticas.
   —Familiares.
   —Domésticas.
   —Gregarias.
   —Patológicas.
   —Pecuniarias.
   —Ideológicas.
   —Culturales.
   —O umbilicales.
   Una lectura bien llevada salva de cualquier cosa, incluso de uno mismo.
   Y, por encima de todo, leemos contra la muerte.


Daniel Pennac, Como una novela, Anagrama, Barcelona, 2001, pp. 79-80.

Llovizna, Pedro Sánchez Negreira

lunes, 17 de febrero de 2014
Lluvia contra mi ventana, Scott Bergey

A Andrea Alfaya, por su granizo.
LLOVIZNA
   
    Llovía y las gotas golpeaban con ritmo silente el cristal de la ventana. Aquí siempre llueve, siempre igual. Mientras esperaba a Julia, sentado en la cocina, pensé en que quizás fuera esta lluvia –que dura de octubre a octubre– la que hizo florecer nuestra amargura. La esperaba porque debíamos hablar; necesitaba decirle que no podía más, que lo mejor –para los dos– sería separarnos y que esta vez no habría una nueva oportunidad. Sé que el final llegó mucho antes de que me atreviera a confesárselo, antes de darme cuenta de que aquí las nubes nos acarician los hombros. Durante demasiado tiempo le eché la culpa a la grisura que nos envuelve, al ruido del frío que nos rodea, porque me costaba aceptar que fuésemos ella y yo los únicos responsables de nuestros orgasmos tórpidos, de nuestras calmas con púas, de nuestros silencios desportillados, de nuestras caricias inanes. Pero ya no podía recordar por qué seguía a su lado. Demasiados años sintiendo, siempre, que algo me faltaba. Confesándoselo y notando que ella lo oía como quién oye llover. Había decidido marcharme esa noche. Prefería estar solo a soportar la tristeza que me calaba a su lado, pero temí que la verdad se me atragantara como granizo en la garganta. No quise herirla y le mentí. «Estoy enamorado de otra», le dije.

Pedro Sánchez Negreira, Verde contra el hielo, Zaera Silvar, A Coruña, 2013, p. 98.

[Tregua], Ricardo Menéndez Salmón

sábado, 15 de febrero de 2014
Amor por el agua, Christian Ludwig Attersee


   Siguieron nuevas jornadas de tregua, en las que Antares aprendió a convivir con la desdicha y su opuesto, que no es la felicidad, sino la falta de acontecimientos. Pues así como lo contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia, así lo contrario de la desgracia no es la alegría, sino la calma.
   Una noche lo despertó el deseo. Su cabeza, que durante el sueño había perdido el apoyo de la almohada, giró hacia su esposa dentro del cálido vínculo que lo animaba. Al alargar su pierna y tocar una de las caderas de Elena, Antares supo que debía satisfacer el viejo rito, la búsqueda de una saciedad común en el laberinto tantas veces recorrido. No sintió dolor ni sorpresa, sino un pavor asombrado, ante el reconocimiento de que el placer y el dolor no son sucesivos sino simultáneos, de que se puede estar vivo y muerto al mismo tiempo, sin paradoja ni solución de continuidad, como esos organismos que son planta y animal a la vez, que pertenecen a la tierra y al aire, al agua y al fuego con la misma intensidad e idéntica vocación.


Ricardo Menéndez Salmón, Niños en el tiempo, Seix Barral, Barcelona, 2014, pp. 49-50.

[Armonía], Haruki Murakami

jueves, 13 de febrero de 2014
 Estanque azul y primera nieve, Kent Shiraishi


   En ese momento, por fin lo captó. En lo más profundo de sí mismo, Tsukuru Tazaki lo comprendió: los corazones humanos no se unen sólo mediante la armonía. Se unen, más bien, herida con herida. Dolor con dolor. Fragilidad con fragilidad. No existe silencio sin un grito desgarrador, no existe el perdón sin que se derrame sangre, no existe aceptación sin pasar por un intenso sentimiento de pérdida. Ésos son los cimientos de la verdadera armonía.

Haruki Murakami, Los años de peregrinación del chico sin color, Tusquets, Barcelona, 2013, p. 263.

[Los milagros...], Julio Cortázar

miércoles, 12 de febrero de 2014
 La tierra de los milagros, René Magritte


Los milagros nunca me han parecido absurdos; lo absurdo es lo que los precede y los sigue.


Julio Cortázar, Rayuela, Cátedra, Madrid, 2008.

[Suerte], Rodrigo Cortés

domingo, 9 de febrero de 2014
El futuro revelado, Vanessa Knijn


Por más que con el cúter se grababa nuevas líneas en la mano, su suerte no cambiaba.


Rodrigo Cortés, A las 3 son las 2, Delirio, Salamanca, 2013, p. 62.

[Las cosas que sabemos], Carlos Skliar

viernes, 7 de febrero de 2014
La página en blanco, René Magritte


   A cada cosa que se dice "ya lo sabía" le cabe un siglo menos. Cuando un hombre civilizado de cejas gruesas impone su saber a lo que ve o escucha o toca, adquiere algo de razón y pierde toda percepción. Las cosas que sabemos sólo pueden guardarse en cajones estrechos y en botellas que permiten ser tapadas. Lo que no sabemos es por qué se mueven los ríos, qué colores tendrían las piedras y el porvenir de los secretos que nos mantienen vivos. Saber una flor es ya haberla marchitado.


Carlos Skliar, No tienen prisa las palabras, Candaya, Barcelona, 2012, p. 148. 

[No llegó...]

miércoles, 5 de febrero de 2014
 Lluvia, vapor y velocidad. El gran ferrocarril del Oeste, William Turner


No llegó a lanzarse, y en cambio sus ojos se colmaron de un desgarro inequívoco. La vida era un tren que se marchaba.


Intermedio, Chantal Maillard

lunes, 3 de febrero de 2014
Oleaje y pájaro, Morris Graves


INTERMEDIO

Entre una imagen tuya
y otra imagen de ti
el mundo queda detenido.
En suspenso. Y mi vida
es ese pájaro pegado al cable
de alta tensión,
después de la descarga.



Chantal Maillard, Lógica borrosa, Miguel Gómez Ediciones, Málaga, 2002.

[Compañeros de alegrías consumistas], Zygmunt Bauman

sábado, 1 de febrero de 2014
Sín título (Fantasmagoría de la identidad), Nikos Kessanlis


   El retroceso de las habilidades de socialidad se ve fogoneado y acelerado por la tendencia, inspirada por el modelo de vida consumista dominante, a tratar a los otros seres humanos como objetos de consumo según la cantidad de placer que puedan llegar a ofrecer, y en términos de “costo-beneficio”. A lo sumo, los otros son valuados en tanto compañeros-en-la-esencialmente-solitaria-tarea del consumir, compañeros de alegrías consumistas, cuya presencia y activa participación pueden intensificar dichos placeres. Perdido por el camino ha ido quedando el valor intrínseco de los otros en cuanto seres humanos únicos e irrepetibles, así como la preocupación por el cuidado de la propia y ajena especificidad y originalidad. La solidaridad humana es la primera baja de la que puede vanagloriarse el mercado de consumo.


Zygmunt Bauman, Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 2005, p. 104.